Don Pollo era el poco original nombre (ya había un Rey del Pollo, un Pollo Dorado y hasta un Superpollo) de un asadero de pollos, de vida tan efímera como los bichos que vendían, de Cabo de Palos. Yo realizé el dibujo del símbolo del establecimiento para que un pintor plasmara en la fachada el gigantesco y señorial pajarraco. Fuí pagado con un pollo y una coca-cola, pero dado que hacer el garabato no me llevo más de 10 segundos creo que no esta mal pagado (asi pues, por entonces yo cobraba 360 pollos y 360 refrescos por hora). Hoy en día no queda ni rastro del bicho y en su puesto hay pintado un sonriente pez para un club de buceo creo.
miércoles, 20 de febrero de 2008
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